SECTORES PIONEROS DE LA INDUSTRIALIZACIÓN:
A partir de la construcción de la primera máquina de vapor por James Watt en el año 1774 se inició una carrera donde las máquina movidas por la energía del vapor se utilizaron en la minería, la industria y el transporte.
Para comprender un poco mejor su funcionamiento os dejo aquí un enlace a un video explicativo de esta máquina:
http://jomros.blogspot.com/2012/12/la-maquina-de-vapor-de-watt.html
Estos avances tecnológicos ahorraron trabajo, aumentaron la productividad, y abarataron los costes de producción. Los sectores textil algodonero y siderúrgico fueron los protagonistas de la primera revolución industrial.
A principios del s XIX la industria textil algodonera era la más importante, con un elevado número de obreros trabajaban en el hilado y tejido de prendas de algodón con máquinas especializadas (hiladora hidráulica, telar mecánico) y donde se aplicaron las innovaciones tecnológicas más rápidamente.
Fue el sector líder de la industrialización y la base de la acumulación de capital que dio paso, en una segunda fase, a la siderurgia y al ferrocarril.
A este respecto es interesante este fragmento del historiador inglés Eric J. Hobsbawm, en su obra Industria e Imperio, sobre la Industria textíl en Inglaterra
En un momento posterior, la industria siderúrgica alcanzó un gran desarrollo, favorecida por la abundancia de de carbón barato, una fuente de energía capaz de mover las nuevas máquinas de vapor y los hornos siderúrgicos, lo que impulsó el crecimiento de su producción.
Y para conocer los inventos que hicieron posible la Revolución Industrial:
El motor de la industrialización del sector siderúrgico fue la demanda de maquinaria industrial, junto con las nuevas aplicaciones del hierro a la construcción urbana y el ferrocarril.
Y para conocer los inventos que hicieron posible la Revolución Industrial:
http://e-ducativa.catedu.es/44700165/aula/archivos/repositorio//1750/1844/html/ejetemp-inventos5.swf
La revolución de los transportes:
En paralelo, se produjo un desarrollo en el aprovechamiento de la red fluvial y de antiguos canales, que enlazaba los ríos y los canales navegables, para construir nuevos canales de mayor tamaño destinados pensados para recibir barcazas y barcos de gran tonelaje. De este modo, a partir de 1830, la red de canales aumentó su importancia al poner a disposición de la economía inglesa un medio de transporte cómodo, barato y con gran capacidad de carga (¡ ideal para el carbón!).
Además la marina mercante vivió un gran desarrollo, con la construcción de barcos cada vez más grandes, de mayor tonelaje y arboladura. Pero fue en 1807, con la aplicación de la máquina de vapor a la navegación realizada por el americano Robert Fulton en el navío Clermont, cuando el transporte marítimo experimentó una revolución (desde ahora un barco no tendrá que depender de las velas y podrá navegar incluso contra corriente) y se demostró la rentabilidad de la navegación a vapor.
La auténtica revolución en el mundo de los transportes llegó a partir de 1825, con la aparición del ferrocarril (supone la aplicación de la máquina de vapor a una vagoneta sobre raíles de hierro). El sistema de vagonetas que se desplazaban sobre raíles de hierro arrastradas por caballos se empleaba en las minas inglesas para transportar el mineral desde hacía siglos pero, no fue hasta principios de s XIX, cuando se aplicó la máquina de vapor al transporte de pasajeros. El invento fue perfeccionado por George Stephenson en 1814, con una locomotora más potente, que captó el interés de los empresarios y decidieron invertir en la construcción de la primera línea férrea entre la ciudad minera de Stockton y el puerto de Darlington. En 1830, con la inauguración de la línea Manchester-Liverpool, quedó demostrada la rentabilidad y superioridad del ferrocarril con respecto a canales y carreteras.
Y para saber algo más de lo que supuso el ferrocarril en España, especialmente en la Cornisa Cantábrica, su relación con las explotaciones mineras, el ancho de vía, así como algunas muestras de este patrimonio industrial que conservamos (todavía), algunos enlaces:
http://www.arqueologiaypatrimonioindustrial.com/2006/06/ferrocarril-vasco-asturiano.html
Para su desarrollo el ferrocarril necesitaba un gran volumen de capital y un sistema financiero moderno. En cuanto a las inversiones de capital, se puede decir que el ferrocarril se aprovechó de los grandes beneficios obtenidos en la agricultura y en la industria algodonera que no encontraban posibilidades de inversión en la industria textil y en la siderurgia (o en los empréstitos al extranjero).
Y, para gestionar estos capitales, se transformó el sistema bancario inglés: creación de bancos modernos y fuertes, que aglutinaban más capitales que los antiguos bancos locales, y permitían encauzar estos capitales a las nuevas actividades económicas como la compra de acciones de las sociedades dedicadas al desarrollo del ferrocarril. Así, aunque los beneficios no eran grandes (un 3,7%, aproximadamente), al menos se quedaban en el país y generaban riqueza. Sí hacia 1840 se invertían unos 28 millones de libras anuales en ferrocarriles, en la década de 1850, la inversión era de unos 240 millones anuales.
El desarrollo del ferrocarril reactivó también otros sectores productivos, especialmente la industria siderúrgica, ya que la necesitaba una gran producción de hierro forjado, base para la construcción de los raíles, y consumía también enormes cantidades de carbón, fuente de energía que movía las calderas de las locomotoras.