miércoles, 19 de marzo de 2014

Revolución Industrial V


LAS TRANSFORMACIONES SOCIALES.


La nueva sociedad industrial originó un intenso proceso de urbanización al mismo tiempo que se producía  una diversificación de la población activa: descendió la empleada en el sector agrario, aumentó la del industrial y, progresivamente, fue ganando importancia el sector terciario (comercio, servicio doméstico, burocracia, etc.).
 
 


Así, frente a la sociedad estamental-feudal, la nueva sociedad de clases supuso en principio, la equiparación de todos los individuos ante la ley. Pero esa igualdad legal no se correspondería con la división social, estructurada en torno a dos clases fundamentales: la burguesía, propietaria de los medios de producción (fábricas, maquinaria, tierras, etc.) y el proletariado (sin propiedades y necesitado de vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario).

El proletariado estuvo sometido a una sobreexplotación tanto en las condiciones de trabajo (larga jornada laboral, falta de higiene) como en la inseguridad laboral (paro, inexistencia de seguro médico, de desempleo o jubilación). Esta situación, sobre todo durante las primeras fases de la industrialización, posibilitó que los patronos acumulasen grandes fortunas. La promulgación de normas protectoras relativas al trabajo infantil y femenino, la reducción de jornada laboral y la mejora de la salubridad en las fábricas, fueron consecuencia directa de la protesta y la reivindicación organizadas por el movimiento obrero.
Degas, E: Una oficina del algodón en New Orleans (1873) 

La burguesía se erigió en la clase dominante de la nueva sociedad, industrial y liberal, tras una serie de oleadas revolucionarias que se sucedieron a lo largo del s XIX y que le otorgaron el poder económico y político, imponiendo sus formas y valores de vida. Durante este siglo la burguesía pasará de mostrar actitudes revolucionarias, transformadoras y creativas, a defender posiciones moderadas y conservadoras una vez conseguido el poder.


Y mientras, la aristocracia va perdiendo gran parte de su influencia a lo largo del s XIX  tras la abolición de los privilegios legales por las revoluciones burguesas. Sin embargo, conservaron su prestigio social y parte de su poder económico gracias a la propiedad de la tierra y fueron integrándose en el mundo de los negocios bancarios y comerciales, enlazándose con la pujante burguesía a través de matrimonios.


 

Édouard Manet: La música en las Tullerías (1862).


No hay comentarios:

Publicar un comentario